De repente algo me despierta sobresaltado en plena noche. Ahogado en sudor, salto de la
cama y miro por la ventana hacia la procedencia de aquel ruido espantoso. Todo parece
estar en calma, pero es una calma nerviosa, tensa y llena de temor, algo oculto se esconde en esta calurosa noche
de verano, no sé qué es pero me pone la carne de gallina. No se oyen ni siquiera
perros ladrar. Me visto con cualquier cosa y
con los oídos bien abiertos, salgo de la habitación y bajo las escaleras lentamente en dirección a la puerta.
Mientras bajo, se me vienen a la cabeza
aquel día trágico nacido del infierno,
hace ya 30 años y ensombrecido de casi 13 terribles asesinatos y mutilaciones que asolaron a este pueblo castellano-leonés
de poco más de 300 habitantes y cuyas víctimas aparecieron esparcidas en varios
contenedores de basura. “¡Bah!” Pensé, “eso paso hace muchos años y seguramente
este ruido no habrá sido nada”. Ya en la puerta de la calle todo está en
relativa calma. Cierro la puerta despacio y me dispongo a bajar calle abajo
para echar un vistazo rápido y volverme a la cama. Ya casi al final me invade
un apestoso hedor nauseabundo que parece
venir del contenedor de basura de la esquina de enfrente. Lentamente me acerco y
abro la tapa.Un susto descomunal hace que me tire para atrás a la vez que una ostia apestosa impacta en mis narices. Es Jaime, el borracho del pueblo, un tipo gordo y
bonachón que en su vida había matado una mosca, con la cabeza cortada y el
miembro viril metido en su boca. Todavía tenía una botella de JB en la mano. La
expresión de sus ojos casi salidos de las orbitas adivinaba que había visto a
su asesino. “Dios mío, ha vuelto”. Un pánico atroz me envuelve y mirando hacia mí
alrededor, por si estuviera cerca,corro despavorido poseído en el más descomunal terror hacía la casa
del alcalde.El cura, que mató en aquella noche del infierno, de la que
nadie quiere hablar ni acordarse, a casi
13 personas, en una noche como está precisamente. A todas las victimas las cortó la cabeza, entre otros miembros que
no diré para no herir sensibilidades, casualmente ninguna de las victimas
acudía a la iglesia. “Pero Jaime ¡Ay
Dios mío!” quedó muy mal herido y se libró de milagro, porque fue cuando lo atraparon entre varios vecinos
con el hacha todavía en sus manos, a punto de rematarle. Ahora parece que ha vuelto del inframundo
donde cumple condena eterna para rematar su venganza. “Pero no puede ser”, fue
condenado a garrote vil y además murió como un cerdo asesino” pienso mientras
corro a dar aviso. Me paro justo al
doblar una esquina por si me siguen. Nadie hay por la calle ni se oye nada, ni el ladrido de algún puto perro “¡Que raro!”. Tras breves instantes con el oído bien abierto y el
corazón que parece salírseme del pecho, completamente cagado de miedo en esta
puta noche sin luna precisamente y de una oscuridad nacida de las mismas entrañas
del infierno voy calle abajo para avisar
a Rafa, el alcalde.
Ya casi en
la casa, me fijo que tiene la puerta abierta. Sin entrar y con voz muy baja “Rafa” “Rafa” empiezo a
llamarle a través de la oscuridad. Como no oigo nada entro muy despacio cuando
de repente choco con algo, no sé lo que es, busco rápidamente el interruptor de
la luz“¡AAAAAHHHH!” El alcalde está colgado boca abajo por la lámpara con las
manos atadas atrás, decapitado, con la
cabeza clavada en una hoz y tirada por
el suelo y con esa misma expresión en los ojos de Jaime. “¡Dios mío!”grito cagado
de miedo ya en los pantalones y llorando
sin control ninguno voy atropelladamente a por el teléfono y observo que está destrozado y sin línea.Salgo de la
casa a toda velocidad para pedir ayuda cuando de repente siento un terrible
dolor en mi espalda, algo me atraviesa el pecho, como una especie de cuchillo
jamonero, ¡AAAAAAHHHHH! Grito y caigo al suelo retorcido de dolor, mi asesino
que no veo quien es, me agarra de los pelos y me arrastra calle arriba
gritando y dejando un rastro de sangre que se me escapa por el pecho. Casi
muerto ya, con la sangre saliéndome a borbotones con el cuchillo atravesado en mi pecho, acierto a decir “¿Por qué?”,a la vez que un
chorro de sangre sale de mi boca,de repente se para y se da la vuelta. Por fin contemplo el rostro
de mi asesino:“¡NO PUEDE SER, ES ÉL! ¡AAAAAHHHHHH!” Sumergido en el mas completo
terror grito con mis pocas fuerzas viendo el hacha caer
sobre mi……
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