Aunque por otra parte ¿Por qué
esperar al inem? Aún sigo dando vueltas a lo mismo en esta lúgubre noche de verano. Está conmigo como siempre mi
colega el agua de fuego y ahogado en sudor mezclado con alcohol, mis únicas compañías junto con el desecho de esta tele de mierda, que no hay ni
quién la soporte, basura hecha para masocas. Vida gastada, terminada, finiquitada hace ya tiempo, arrastrándome vilmente por el borde de la muerte y a la deriva de unos días
interminables llenos de inmundicia, malviviendo de prestado, como bonus extra
de una partida de bolas. Pero esto es algo que yo mismo me he buscado. Cada uno
tiene lo que se busca o cada cual recoge
lo que siembra, como ustedes quieran, y yo soy culpable de mi mismo. El perfecto perdedor, algo que sobra y está de más.
El teléfono
lleva tanto sin sonar, que ya ni me
acuerdo de la melodía que tiene y no es coña. Nadie echa de menos a este triste
amargado solitario. Masacrando una y otra vez sin piedad al blended scotch whisky, marca
desconocida, que es el único que me comprende y además no me abandona, siempre está ahí cuando más lo necesito. A lo mejor si no me mato yo me mata este, aunque claro este se lo
toma con más calma y yo como les acabo de decir, estoy ya en tiempo de
descuento. Las putas pastillas del coco también podrían ayudarme pero no se si son efectivas, lo mismo termino con un lavado de estómago en cualquier hospital. ¡Bah, que asco de todo! ¡Que cagada más asquerosa! ¡Cuántos sueños perdidos por las cloacas de las tristes aceras
de esta puerca vida miserable! El inem terminará conmigo, es mi único consuelo y ya no me queda
mucho, solo aguantar unas pocas semanas y todo se habrá acabado. Aunque serán muy largos y negros mis días esperando al de la guadaña. Después la nada, el tétrico vacío eterno, una lápida fría y olvidada llena de mierda de
un cementerio o a lo mejor ni eso, unas cenizas esparcidas al viento por
cualquier parte, aunque una vez llegado ahí, ya que importa….
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